En todos los hogares con niños en edad escolar el primer día de clase es un acontecimiento. Junto al olor de los estuches y los cuadernos nuevos, se amontonan emociones, temor a lo desconocido, deseos de crecer...
Ante este lógico nerviosismo los padres deben actuar con comprensión, transmitiéndoles ilusión en su nuevo papel de escolares. Deben tener presente que la escuela no es un mundo aparte del hogar familiar, sino una prolongación, y que los dos ambientes tienen que estar interrelacionados y en buena armonía.
Ante este lógico nerviosismo los padres deben actuar con comprensión, transmitiéndoles ilusión en su nuevo papel de escolares. Deben tener presente que la escuela no es un mundo aparte del hogar familiar, sino una prolongación, y que los dos ambientes tienen que estar interrelacionados y en buena armonía.
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