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jueves, 17 de marzo de 2011

El bebé en el parto



El parto ha comenzado, Las contracciones del útero ya no pueden ser frenadas con la eficacia previa; se hacen más frecuentes y más intensas. El bebé comienza a percibir que la falta de oxígeno es cada vez mayor y se siente amenazado. Se ve enfrentado a la alternativa: quedarse y afrontar ia posibilidad de asfixiarse, o emprender un angustioso viaje a lo desconocido. La perspectiva no es alentadora, La solución es: ¡salir o... salir!

Recibamos a nuestro invitado a la vida tratando de que su llegada sea lo menos angustiante posible, sin ruidos que aturdan ni luces que enceguezcan. El viene a nuestro mundo con los ojos abiertos, asombrado por la maravillosa aventura que le espera. Dispuesto a oír todas las palabras de ternura guardadas durante nueve meses. Permitamos el encuentro luego de la angustia de la separación. Que se sienta protegido, amparado, en paz.

El parto, para los padres y el nacimiento, para el bebé, constituyen los momentos de la vida con mayor repercusión emocional, de manera que resulta comprensible que, de acuerdo con el curso que ellos tomen, su influencia se hará evidente en la vida posterior. Pero de la trilogía mencionada, el más afectado es el recién nacido. Su vida comenzó nueve meses antes, pero es virgen de emociones intensas. Existen razones biológicas que permiten asegurar que el bebé, realmente se "juega" la vida en el momento del nacer.

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