Es promediando el segundo año de vida que el niño experimentará una transformación esencial en su inteligencia, a través de la aparición de la representadoción mental. Dicha representación es la interiorización de los objetos, personas y situaciones del mundo.
El niño ya no necesitará realizar ninguna prueba en el espacio exterior, sino que podrá ensayar mentalmente muchas de sus acciones evaluando también sus resultados para luego poder llevar sus pensamientos a la práctica. En este momento podemos afirmar que la inteligencia es representativa, es decir que sus actos podrán se previamente analizados antes de ser llevados a la acción.
El pequeño recurrirá con más frecuencia al análisis, síntesis, comparación y generalización mental de sus conductas. En este momento los procedimientos que el niño puede analizar en su interior no serán únicamente de carácter práctico, sino que podrá evaluar el alcance de sus demostraciones de cariño, placer o displacer.
De este modo nuestro pequeño interiorizará los posibles estados de ánimo de sus padres, hermanos y actores de mundo, pudiendo anticipar las reacciones de éstos ante sus conductas.
También sabrá discernir acerca de las situaciones que más placer le causan de las que menos, pudiendo acercarse a los entornos que favorecen un estado de ánimo más placentero, por ejemplo el juego. Es así que observan nuevamente el desarrollo conjunto de la Inteligencia y universo de los afectos en una sola unidad.
El niño ya no necesitará realizar ninguna prueba en el espacio exterior, sino que podrá ensayar mentalmente muchas de sus acciones evaluando también sus resultados para luego poder llevar sus pensamientos a la práctica. En este momento podemos afirmar que la inteligencia es representativa, es decir que sus actos podrán se previamente analizados antes de ser llevados a la acción.
El pequeño recurrirá con más frecuencia al análisis, síntesis, comparación y generalización mental de sus conductas. En este momento los procedimientos que el niño puede analizar en su interior no serán únicamente de carácter práctico, sino que podrá evaluar el alcance de sus demostraciones de cariño, placer o displacer.
De este modo nuestro pequeño interiorizará los posibles estados de ánimo de sus padres, hermanos y actores de mundo, pudiendo anticipar las reacciones de éstos ante sus conductas.
También sabrá discernir acerca de las situaciones que más placer le causan de las que menos, pudiendo acercarse a los entornos que favorecen un estado de ánimo más placentero, por ejemplo el juego. Es así que observan nuevamente el desarrollo conjunto de la Inteligencia y universo de los afectos en una sola unidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario