El nacimiento de un hijo impone un paréntesis en la vida sexual de la mujer. Muchos ginecólogos recomiendan a sus pacientes esperar seis semanas antes de volver a tener relaciones completas. Lo que suele resultar una prohibición excesiva.
El tiempo promedio que se considera necesario para que el organismo pueda restablecerse del proceso de embarazo y parto, y el aparato genital vuelva a su estado normal, varía de tres a seis semanas según cada caso en particular. El final de este período de recuperación, denominado puerperio -o, más comúnmente, cuarentena-, suele coincidir con una revisación ginecológica.
Si la episiotomía ha cicatrizado bien, los loquios (secreciones vaginales sanguinolentas) han cesado, la involución del útero es completa y no se detecta ninguna anomalía que lo desaconseje -como, por ejemplo, indicios de una infección-, la mujer puede retomar su vida sexual, si así lo desea.
El tiempo promedio que se considera necesario para que el organismo pueda restablecerse del proceso de embarazo y parto, y el aparato genital vuelva a su estado normal, varía de tres a seis semanas según cada caso en particular. El final de este período de recuperación, denominado puerperio -o, más comúnmente, cuarentena-, suele coincidir con una revisación ginecológica.
Si la episiotomía ha cicatrizado bien, los loquios (secreciones vaginales sanguinolentas) han cesado, la involución del útero es completa y no se detecta ninguna anomalía que lo desaconseje -como, por ejemplo, indicios de una infección-, la mujer puede retomar su vida sexual, si así lo desea.
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