Desde hace unos años es cada vez más frecuente ver a los recién nacidos con un gorrito, a veces improvisado en el hospital por las enfermeras. El motivo de esta vuelta a antiguas costumbres es el reconocimiento científico de que,para que el bebé pueda mantener el calor que produce, hay que evitar que lo pierda.
La cabeza desempeña un papel muy importante en la regulación de la temperatura, porque es muy grande; supone nada menos que la cuarta parte de la superficie corporal. De nada sirve abrigar muy bien al niño si se deja al descubierto una parte tan amplia de su cuerpo. El gorrito es necesario para todos los bebés, en especial prematuros, y en los meses fríos.
