A veces los niños juegan con los alimentos porque han comido entre horas y no tienen hambre. Esto es fácil de evitar dejando transcurrir tres horas entre las comidas (si hubiera un intervalo mayor pueden comer una pera, una manzana o una zanahoria).
También es posible que con su comportamiento quieran decir que hay algo que no les gusta; tal vez desearían participar en la conversación de sus padres o ser tenidos en cuenta. Para los pequeños todo es experimentación, y la comida, como el resto de lo que los rodea, es algo que quieren investigar. Hay que tener paciencia y no enojarse con ellos.