Siempre he sido bastante aprensiva, pero la primera vez que quedé embarazada me convertí en una auténtica neurótica: abandonaba el lugar donde me encontraba en cuanto alguien encendía un cigarrillo para que el humo no perjudicara a mi bebé, salía despavorida de la cocina después de conectar el microondas, no comía nada fuera de casa, e incluso me negué a mantener relaciones sexuales con mi marido por temor a molestar al pequeño ser que habitaba dentro de mí. A pesar de todas estas precauciones, mi hija llegó al mundo casi dos meses antes de la fecha prevista y tuvo que pasar varios días en la incubadora. Paradojas del destino.
Con frecuencia me he preguntado si la ansiedad por cuidarme no influyó de alguna forma en el adelanto del parto. Ahora estoy embarazada de nuevo y pienso llevar una vida sana, pero sin preguntarme constantemente si esto o aquello será perjudicial para mi hijo, porque mi bienestar psicológico también es importante."
Los futuros padres se preocupan por el desarrollo del bebé que esperan, pero la mujer vive la inquietud de una forma especial porque se siente responsable de la salud del hijo que alberga en su seno. El anterior es un ejemplo de angustia.
Con frecuencia me he preguntado si la ansiedad por cuidarme no influyó de alguna forma en el adelanto del parto. Ahora estoy embarazada de nuevo y pienso llevar una vida sana, pero sin preguntarme constantemente si esto o aquello será perjudicial para mi hijo, porque mi bienestar psicológico también es importante."
Los futuros padres se preocupan por el desarrollo del bebé que esperan, pero la mujer vive la inquietud de una forma especial porque se siente responsable de la salud del hijo que alberga en su seno. El anterior es un ejemplo de angustia.