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sábado, 9 de abril de 2011

Hermanos: no todo son celos


A partir de los cinco o seis años, los niños ya no sienten que el nuevo hermanito es alguien que viene a destronarlos. Pueden experimentar un cierto cosquilleo de celos por momento, pero si le permitimos al primogénito colaborar en los cuidados del recién nacido, que son muchos, el se sentirá útil e importante, y querrá ayudarte de buena gana.

Recoger los pañales sucios después de cambiarlo, echar jabón al lavarropas, tomarlo en brazos mientras tu haces otra cosa, mecer la cuna para que se duerma y hasta darle el biberón, puede establecer entre ellos una relación de amor y ternura muy duradera. Más aún si el niño mayor tiene ya ocho o nueve años, se convertirá en tu mano derecha y tendrás mucho que agradecerle.

viernes, 4 de marzo de 2011

Los celos ante la llegada de un hermanito



Es lógico que el hijo mayor se sienta desplazado. Desde que llegó el bebé a casa mamá le presta menos atención. Por eso debemos procurar:

Evitar cambios importantes en su vida. No conviene hacer la retirada del pañal, el abandono del chupete, la incorporación a una guardería o a un nuevo colegio justo después del nacimiento de su hermanito, ya que puede creer que lo que ocurre es culpa del recién llegado. Si el cambio es inevitable, es mejor que sea durante el embarazo.

Pedir a las visitas que le presten atención y no se centren sólo en el recién nacido.

Hacerlo participar en el cuidado del bebé, festejando su ayuda. Mimarlo mucho y ser paciente, aunque se muestre irritable y haga comentarios desagradables sobre el bebé. En pocos meses estará encantado con su hermano y será su más fíel protector.

No insistir demasiado en que es el más grande y permitirle ser chiquito de vez en cuando.

Dedicarle un rato exclusivamente a diario.

Desdramatizar la situación. Con el tiempo se dará cuenta de que no es tan malo compartir a mamá.