A partir de los cinco o seis años, los niños ya no sienten que el nuevo hermanito es alguien que viene a destronarlos. Pueden experimentar un cierto cosquilleo de celos por momento, pero si le permitimos al primogénito colaborar en los cuidados del recién nacido, que son muchos, el se sentirá útil e importante, y querrá ayudarte de buena gana.
Recoger los pañales sucios después de cambiarlo, echar jabón al lavarropas, tomarlo en brazos mientras tu haces otra cosa, mecer la cuna para que se duerma y hasta darle el biberón, puede establecer entre ellos una relación de amor y ternura muy duradera. Más aún si el niño mayor tiene ya ocho o nueve años, se convertirá en tu mano derecha y tendrás mucho que agradecerle.
Recoger los pañales sucios después de cambiarlo, echar jabón al lavarropas, tomarlo en brazos mientras tu haces otra cosa, mecer la cuna para que se duerma y hasta darle el biberón, puede establecer entre ellos una relación de amor y ternura muy duradera. Más aún si el niño mayor tiene ya ocho o nueve años, se convertirá en tu mano derecha y tendrás mucho que agradecerle.
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