Tips del desarrollo del bebé

0-12 MESES
Le espera un largo camino para recorrer. Por ahora, él trata de dar su primer paso en el mundo.

1 AÑO
Comer no es sólo ingerir alimentos. Es una experiencia en la que intervienen todos los sentidos.

2 AÑOS
Su exagerado sentido de la propiedad puede provocarles más de un disgusto. Cómo enseñarles a
compartir sus bienes con los demás.

3 AÑOS
Son capaces de disparar cuatrocientas preguntas diarias. Atención, cariño y un cuento es nuestra respuesta.

4-5 AÑOS
Los globos son la alegría de cualquier reunión infantil. Ideas para jugar con ellos.

6-8 AÑOS
Los niños buenos, obedientes y sumisos parecen una bendición. Sin embargo, tanta perfección puede esconder más de un conflicto.

9-11 AÑOS
No todos duermen como lirones. Algunos se despiertan con pesadillas o no pueden conciliar el sueño.

Juguetes viscosos

Los juguetes que se comercializan cumplen, en su mayoría, las normas de seguridad. Un distintivo en el embalaje de los artículos garantiza, entre otras cosas, la atoxicidad de los materiales empleados. Por lo tanto, conviene que supervises los muñecos en cuestión, y en general todos los juguetes de tu hijo, y ver que llevan esta marca en el envase.

Si es así, puedes dejar que los manoseen sin miedo. De todas formas, conviene evitar que se los metan en la boca o que entren en contacto con los alimentos, ya que suelen contener conservantes (contra gérmenes y mohos) que podrían causar reacciones alérgicas en la piel y las mucosas.

Cunas de viaje

A veces, un viaje o una noche en casa de la abuela supone un trastorno para el bebé. Acostumbrado a su espacio particular, reducido y cálido, es muy difícil que pueda conciliar el sueño en cualquier cama.

En estos casos, nada como una cuna portátil, de esas que se pliegan fácilmente, ligeras y aptas para el baúl del auto. Son lavables, desmontables e incluyen su propio colchón.

Juguetes para bebés

• Para los pequeños, los juguetes musicales son muy estimulantes.

• Le encantarán los móviles sobre la cuna, siempre que estén fuera de su alcance.

• Los juguetes atados a los barrotes no deben tener elásticos o cordones largos, para evitar que puedan ahogarlo.

• Los juguetes grandes no son nada aconsejables.

Dejar de amamantar

Si crees que ya es tiempo de que tu hija abandone el pecho, tienes que ayudarla. Cuando los niños son grandecitos, es bueno intentar un diálogo con ellos para explicarles que ese cambio no debe hacerlo pensar que mamá lo va a abandonar.

Para poder hablar sobre el tema, es necesario que estés convencida de que debes dejar de amamantarla. Ese convencimiento y la tranquilidad de saber que no le estás haciendo mal. la ayudará a desprenderse sin dificultad. Pero si dudas entre dejar de amamantar o continuar haciéndolo, es necesario consultar con el pediatra: seguramente él te ayudará a alcanzar la seguridad necesaria para encarar esta nueva etapa.

El llanto de los niños

Sus pequeñas o grandes tragedias no son menores que las nuestras ni tampoco le duelen menos. Desde la estatura de adultos pueden parecer tonterías cosas que a ellos los lastiman. Un juguete roto, una diversión esperada y que de repente se viene abajo, una mala calificación, los pueden sumir en una profunda pena.

Y no olvidemos que también ellos, por momentos, pueden sentirse profundamente desgraciados e incomprendidos y hasta, a su manera, tener ese sentimiento tan terrible de que la vida no tiene sentido.

Por eso en lugar de ignorar sus lágrimas o burlarnos, debemos comprenderlos. Una caricia, unas palabras de consuelo hacen milagros cuando vienen de nosotros, las personas más importantes para ellos. Muchas veces está en nuestras manos el hacer que su llanto se resuelva en risas.

No se trata de hacer niños bobos. Siempre que sea necesario debemos ayudarlos a entender las exigencias de la realidad y a encontrar una solución constructiva para sus problemas. Lo que no podemos es exigirles una madurez que todavía no tienen. Es natural y hasta sano que un niño llore, y así debemos comprenderlo.

Dificultades respiratorias del recién nacido

El distréss respiratorio del recién nacido (también llamado pulmón húmedo) se produce, sobre todo, cuando después del nacimiento no ha desaparecido el líquido que había en el pulmón durante el período intrauterino. Este líquido es eliminado normalmente cuando el pequeño atraviesa el canal del parto.

El distréss respiratorio es un trastorno benigno que se resuelve en los primeros días de vida del bebé y no deja ninguna secuela. Hay que tener en cuenta que el tratamiento consiste en concluir un proceso que debería haber finalizado en el nacimiento. Pueden sufrirla tanto los bebés prematuros como los que nacen a término, los de parto vaginal como los de cesárea.

El distréss respiratorio aparece sobre todo cuando el líquido pulmonar no se elimina.

El reflejo de la marcha

Cuando al bebé que acaba de nacer se lo intenta elevar de su cuna, sin separar sus pies de la superficie, estira las piernas, empuja con ellas y se queda en posición vertical, como de pie. En esta postura, tratará de doblar las rodillas, dando la impresión de que es capaz de caminar.

Todos los bebés pueden hacerlo, ya que se trata del llamado reflejo de la marcha. Como el conocido de Moro o del abrazo, aparece en el nacimiento y se mantiene durante los dos primeros meses de vida. Pero una vez que desaparece, no se volverá a ver dar pasos al bebé hasta que comience a caminar. Y ya hacia los tres o cuatro meses se puede contemplar cómo es capaz de flexionar y estirar sus piernas a voluntad.

Hermanos: no todo son celos

A partir de los cinco o seis años, los niños ya no sienten que el nuevo hermanito es alguien que viene a destronarlos. Pueden experimentar un cierto cosquilleo de celos por momento, pero si le permitimos al primogénito colaborar en los cuidados del recién nacido, que son muchos, el se sentirá útil e importante, y querrá ayudarte de buena gana.

Recoger los pañales sucios después de cambiarlo, echar jabón al lavarropas, tomarlo en brazos mientras tu haces otra cosa, mecer la cuna para que se duerma y hasta darle el biberón, puede establecer entre ellos una relación de amor y ternura muy duradera. Más aún si el niño mayor tiene ya ocho o nueve años, se convertirá en tu mano derecha y tendrás mucho que agradecerle.

Corralito, un mal necesario

Aproximadamente entre los seis, y diez meses, nuestro pequeño empieza a reptar, consigue sentarse sin ayuda y, finalmente, gatea. Este es un momento apasionante tanto para él como para nosotros, pero encierra ciertos peligros si no tomamos las debidas precauciones cuando el bebé se desplaza corre riesgos de golpearse o acercarse a sí mismos o a nosotros y hacerse daño.

A pesar de esto no es conveniente meterlo dentro del corral constantemente. El bebé necesita descubrir el espacio que le rodea y moverse libremente. Sólo es necesario echar mano del corralito cuando estamos ocupados y no podemos vigilarlo, cuando cocinamos o estamos en el baño.