Al cumplir el año, el niño aún sigue siendo un bebé. Pero eso no significa que haya que permitirle hacer lo que quiera.
La ausencia total de límites es, sí cabe, aún más perjudicial que el exceso. Por eso, no hay que tener miedo a decir no.
Las normas deben ir cambiando según la edad y el desarrollo del niño. Cuanto mayor sea, más se le puede exigir,
En función de su carácter, inquieto o tranquilo, alborotador o reservado, se deben tomar más o menos medidas de tipo preventivo (límites físicos como cerraduras, vallas protectoras,etc.).
Siempre debemos procurar mantener un equilibrio entre los límites que necesita para crecer seguro y confiado, y la libertad que precisa para desarrollarse adecuadamente.
La ausencia total de límites es, sí cabe, aún más perjudicial que el exceso. Por eso, no hay que tener miedo a decir no.
Las normas deben ir cambiando según la edad y el desarrollo del niño. Cuanto mayor sea, más se le puede exigir,
En función de su carácter, inquieto o tranquilo, alborotador o reservado, se deben tomar más o menos medidas de tipo preventivo (límites físicos como cerraduras, vallas protectoras,etc.).
Siempre debemos procurar mantener un equilibrio entre los límites que necesita para crecer seguro y confiado, y la libertad que precisa para desarrollarse adecuadamente.