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Aborto involuntario

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domingo, 6 de noviembre de 2011

Hipnotismo en el parto


¿Se usa el hipnotismo durante el parto?

Algunos médicos están especialmente entrenados en esta técnica que utilizan sobre todo con aquellas parturientas que requerirían anestesia pero no están en condiciones de salud como para recibirla. El especialista tranquiliza a la parturienta hasta el extremo que ésta no sufre dolor ni molestia alguna.

viernes, 4 de noviembre de 2011

Inciensos y velas para bebés


En los rituales de bendición de niños, las mejores velas que usted puede usar son las de parafina de color blanco, ya que simbolizan la pureza y la inocencia, propias de todo bebé recién nacido.

Con respecto a los inciensos y cuando realice rituales con niños pequeños, puede utilizar solo aquellos que tengan aromas suaves y dulces, fabricados a base de flores o frutas. En cualquier caso, no los ponga cerca de la criatura, puede provocarle alergias.

Para terminar, no olvide el elemento esencial de la bendición: el amor. Nada puede sustituirlo.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

En observación después del parto


Ya acabó todo. Mientras los padres, entusiasmados, no dejan de mirar al recién nacido, la mamá también es atentamente observada.

El personal que la ha ayudado en el parto vigila que su organismo funcione con total normalidad. Se trata de comprobar si sangra más de la cuenta, si la hemorragia disminuye con normalidad y si la placenta se ha desprendido limpiamente, sin dejar restos dentro del útero.


Aunque la madre no llegue a enterarse siquiera, el obstetra suele examinar la placenta detenidamente para saber cómo vivió el bebé intrauterino durante ese tiempo. Pero estar bajo vigilancia no significa necesariamente tener a una enfermera cada dos por tres en la cabecera de la cama. Cuanta más experiencia tiene el personal, más discreta resulta esta observación posparto. Se mantendrán a distancia, pero sin perder el control de la situación.

lunes, 31 de octubre de 2011

Dar a luz


Dar a luz supone un esfuerzo ímprobo. Pero las madres se recuperan, como por arte de magia, en cuanto la partera deposita al niño sobre su vientre.

Resulta difícil explicar lo que se siente, hay que pasar por ello para comprenderlo. "Se viven unas experiencias extremas. Es como si estuvieras cayéndote por un precipicio, pero en lugar de estrellarte, remontas vuelo y te invade una increíble sensación de felicidad", dice una reciente madre.

Otra recientísima madre, narra así su experiencia: "Hubo momentos en que me dejé llevar por el dolor de las contracciones, olvidando que éstas ayudarían a nacer a mi hijo. Sólo pensaba que no podía soportarlo más... Pero de repente, salió la cabecita y acto seguido todo el cuerpo. La partera me lo puso enseguida sobre el pecho y, en cuestión de segundos, olvidé lo mal que lo había pasado. Rebosaba de felicidad. No me di cuenta de que lloraba de alegría hasta que mi marido me secó las lágrimas. Y lo más sorprendente: deseaba levantarme ya, llamar a todos mis amigos y recomenzar mi vida normal".

Muchas madres coinciden en hacer las mismas observaciones. Y se preguntan si la alegría es suficiente para superar el esfuerzo físico realizado por su organismo. No cabe duda de que estrechar por fin al bebé en los brazos hace que sus madres se sientan no sólo bien, sino a las mil maravillas. Pero también hay que conceder su cuota de responsabilidad a los grandes cambios físicos que sobrevienen tras el parto.

miércoles, 26 de octubre de 2011

A la hora de dormir

Cuando el bebé sea un poco más grande, aproximadamente a los nueve meses el temor a la hora de dormir puede intensificarse: es la hora de la oscuridad, de la separación de papá y mamá, de la soledad y del miedo. Para hacerle más llevadero ese momento, se pueden establecer una serie de rituales que le den seguridad y lo relajen.

Preparar un ritual nocturno es muy sencillo. Muchas veces basta con darles su muñeca o su osito preferidos y repetir todos días la misma operación. Adoran la repetición y el orden y les gusta ver que todas noches mamá está ahí para traerles su peluche y decirles "buenas noches" y que puede ser un día sí y el otro no, esté dispuesta a contarle ese cuento que ya ha oído cientos de veces..., pero que le encanta.

En definitiva, una sencilla y corta ceremonia que prepare al bebé para un sueño tranquilo. Puede ser un beso, un abrazo, un verso o un arrorró. Además, estos rituales son una linda forma de comunicarnos con nuestro hijo a través de todo los sentidos, convirtiendo el "vamos a la cama" en un momento esperado. Una forma más de expresarle nuestro amor constituye, seguramente, el mejor ritual  para un bebé.

jueves, 20 de octubre de 2011

Cuidados necesarios para los prematuros extremos

Algunos bebés aparecen muy vigorosos desde los primeros minutos de vida. Otros, en cambio, pueden necesitar ayuda inicial (reanimación), por lo que todo debe estar preparado para ofrecérsela. Estos niños deben ser manejados por personal especialmente entrenado que les prodigue los cuidados necesarios sin someterlos a molestias ni traumatismos inútiles.

En el manejo inicial hay tres elementos fundamentales: calor, oxigeno y ventilación asistida en el grupo de niños que la requiere.

El calor es proporcionado por cunas radiantes provistas de un sistema de servocontrol. Mediante un dispositivo de termostato, partiendo de ios registros tomados por un termómetro adherido a la piel del niño, 1 cuna administra el calor necesario para mantenerlo dentro de los valores normales de temperatura. Los bebés también pueden ser asistidos en incubadoras tradicionales, si su estado e; satisfactorio y no requieren cuidados que impliquen la necesidad de abrir las puertas de la incubadora constantemente.

lunes, 17 de octubre de 2011

UNA MADRE SUFICIENTEMENTE BUENA

En opinión del famoso pediatra y psicoanalista norteamericano D.W. Winnicott, para ser una madre suficientemente buena, hay que ser capaz de no responder ni total ni inmediatamente a los deseos del niño. Eso no quiere decir que hay que educar al niño en la indiferencia o el despotismo, sino que es necesario poner límites a sus exigencias.

Lo afirman psiquiatras y psicólogos: no debemos pretender ser padres perfectos. En primer lugar porque la perfección no existe. Y porque un padre o una madre que se cree perfecto es casi tan neurotizante como uno malo.

Una madre suficientemente buena debe dejar en la vida de su hijo espacio para el deseo. El deseo es una fuente de energía psíquica importante, tanto para el adulto como para el niño. Si ella se abalanza sobre la cuna de su bebé al menor suspiro, si le llena la boca antes de que haya sentido hambre, si abre el monedero para comprarle todos sus caprichos, si todo lo consiente... ¿cuándo va su hijo a conocer el deseo? ¿cuándo va a sentir el azote de la frustración? ¿y la satisfacción que produce alcanzar una meta largamente anhelada?
Por el bien de tu hijo, le deseamos una madre suficientemente buena. Una madre que también sea esposa, hermana, tía, amiga... Una madre que no sea posesiva.

sábado, 15 de octubre de 2011

Mamá, papá y los demás

 
De sobrevivir gracias a los constantes cuidados de su madre, de no tener conciencia de su individualidad, el bebé de un año pasa a comportarse como una personita. No solamente empieza a caminar, sino a comer de todo. También a hablar. Sigue siendo un ser muy dependiente pero sus horizontes se amplían. En la mayoría de los casos, ha vivido ya una importante separación de su madre: el destete.

A partir de los dos años, está preparado para captar situaciones cada vez más complejas. Empieza a expresarse y a relacionarse con los demás.

Es una personita que habla de sí mismo, se afirma, niega... Ha llegado el momento de romper esa relación tan exclusiva con su madre. Y quien ha de separar a la madre de su hijo es el padre.

Para que un niño pueda crecer armónicamente, para que su mente se estructure adecuadamente, para que se sienta seguro de sí mismo y de los demás, tiene que sentir que su padre, su madre y él forman un triángulo fuertemente unido que nadie ni nada puede romper. Aunque, los padres se separen, el triángulo debe seguir, pues ellos dejarán de ser amantes, dejarán de convivir...

Dejarán atrás muchas cosas pero seguirán siendo sus padres. Aunque nazcan otros hijos. Ellos formarán su propio triángulo. Cada niño tiene el suyo... único, intransferible, distinto.

Una madre que mantiene con su hijo una relación excluyente más allá de los 2 años... ¿es posesiva? Sin lugar a duda, sí lo es. Y esta actitud es peligrosa.

jueves, 13 de octubre de 2011

Consejos para no ser una madre posesiva

Ninguna madre desea ser posesiva. Te señalamos algunas trampas para que no caigas en ellas.

• No caigas en la tentación de creer que tan bien como tú no lo hace nadie.
 
• No caigas en el error de adelantarte a los deseos de tu hijo. Déjale tiempo para que los exprese.
 
• No apartes a tu marido de la crianza de tu hijo. Al contrario, deja que lo haga a su manera, sin intervenir para nada.
 
• No te creas responsable de todo lo que le ocurre a tu hijo. No es tu culpa si ha cogido un catarro.
 
• Sé una madre comprensiva y abierta. Toma en consideración las opiniones y los sentimientos de tu hijo.
 
• Nunca dudes de los sentimientos de tu hijo hacia ti.
 
• No renuncies nunca a tu vida como mujer.
 
• No desees nunca ser una madre perfecta.



martes, 11 de octubre de 2011

Las ausencias de la madre

Los bebés son egoístas. Buscan la satisfacción de sus necesidades... su placer. Si se sienten mejor con su madre, harán todo lo posible para estar con ella el mayor tiempo posible. Y cuando se ausenta, sufren. "Siempre que me voy de viaje, mi hija padece algún catarro o diarrea", comenta Pilar. La niña echa de menos a su madre y bajan las defensas de su organismo.

Los niños han de aprender a sobrellevar las ausencias de su madre sopena de convertirse en enmadrados, timoratos y poco abiertos hacia los demás. Además, han de saber que cuando ella se va, vuelve. Si no se va nunca... ¿cómo pueden comprobarlo? Éste no es un asunto menor. Gracias a la ausencia, el niño empieza a elaborar la imagen mental de su madre. Un paso importante que le ayudará a diferenciarse de ella, a sentirse una persona con yo propio.