Antes de la secreción de la leche, aparece hacia el final del embarazo una secreción de calostro, un líquido espeso y amarillento que contiene grasas.
La subida de la leche, verdadero comienzo de la lactación, se produce hacia el segundo o tercer día después del parto. Los senos están hinchados y turgentes, y a menudo duelen bastante; no es raro que aparezca en ese momento algo de fiebre.
Una vez comenzada, la secreción de la leche se mantiene por reflejo; en efecto, la repetida succión del pezón por parte del lactante crea un reflejo que por sí solo basta para mantener la secreción de la leche.
Dicha secreción se interrumpe por sí misma, de modo progresivo, a medida que disminuye el número de mamadas cuando se procede a destetar al niño.
La subida de la leche, verdadero comienzo de la lactación, se produce hacia el segundo o tercer día después del parto. Los senos están hinchados y turgentes, y a menudo duelen bastante; no es raro que aparezca en ese momento algo de fiebre.
Una vez comenzada, la secreción de la leche se mantiene por reflejo; en efecto, la repetida succión del pezón por parte del lactante crea un reflejo que por sí solo basta para mantener la secreción de la leche.
Dicha secreción se interrumpe por sí misma, de modo progresivo, a medida que disminuye el número de mamadas cuando se procede a destetar al niño.