En el primer parto una tiene muchos nervios, porque no sabe muy bien qué le va a pasar.La epidural me ayudó a estar más tranquila y a no angustiarme por el dolor. Pujé sin problemas siguiendo las indicaciones del médico y observando las contracciones en el monitor. Después de dar a luz, no me quedó ninguna secuela.
Tuve una cesárea con epidural y sufrí dolores de cabeza y cuello durante 10 días. Me han dicho que con mi próximo hijo volveré a necesitar una cesárea, pero no creo que elija la epidural, porque ha sido bastante traumático. Incluso me perjudicó en la lactancia porque con el dolor de cabeza no podía adoptar una buena postura para amamantar. Aunque me alegro por haber podido vivir consciente el nacimiento, con el segundo voy a pedir anestesia general.
A los 15 minutos de empezar la cesárea una enfermera comentó "¡Es castaño!", y Juan empezó a llorar. Me lo acercaron y le di el primer beso, no lo podía creer, era mi hijo. Después de revisarlo, lo vistieron en una mesita, al lado mío, bajo un foco que le daba calor. Yo podía contemplarlo gracias a que me habían puesto la epidural. Mientras terminaban de suturarme, lo colocaron encima de mí y, entonces, abrió los ojos y me miró. Esa imagen quedó grabada en mi mente como uno de los momentos más felices de mi vida.
Tuve una cesárea con epidural y sufrí dolores de cabeza y cuello durante 10 días. Me han dicho que con mi próximo hijo volveré a necesitar una cesárea, pero no creo que elija la epidural, porque ha sido bastante traumático. Incluso me perjudicó en la lactancia porque con el dolor de cabeza no podía adoptar una buena postura para amamantar. Aunque me alegro por haber podido vivir consciente el nacimiento, con el segundo voy a pedir anestesia general.
A los 15 minutos de empezar la cesárea una enfermera comentó "¡Es castaño!", y Juan empezó a llorar. Me lo acercaron y le di el primer beso, no lo podía creer, era mi hijo. Después de revisarlo, lo vistieron en una mesita, al lado mío, bajo un foco que le daba calor. Yo podía contemplarlo gracias a que me habían puesto la epidural. Mientras terminaban de suturarme, lo colocaron encima de mí y, entonces, abrió los ojos y me miró. Esa imagen quedó grabada en mi mente como uno de los momentos más felices de mi vida.