Los bebés prematuros
Los profesionales se enfrentan con la decisión ética de determinar en qué casos es justificado emprender la lucha, porque no sólo interesa sobrevivir sino también tener la menor cantidad posible de secuelas.
Tantos son los prematuros que la industria ya fabrica medias, guantes y pañales en miniatura. Conservarle la vida a un prematuro de menos de 1.000 gramos cuesta alrededor de 60 mil dólares.
Pediatras y obstetras forman un equipo. En las incubadoras intentan humanizar la atmósfera con animalitos de felpa. Debe instaurarse una terapia agresiva.
Computadoras y cajas de vidrio sustituyen el cuerpo materno. Mangueras plásticas conducen a pulmones, estómago y circulación sanguínea; la tecnología regula qué pasa por esas vías.
Si el bebé siente dolor, la computadora emite un nervioso chillido; una alarma anuncia necesidad de más oxígeno (quizá debido a un pinchazo para obtener una muestra de sangre o por la succión de flema del pulmón). Entonces se suministra un calmante y el ritmo de respiración, impuesto por la máquina, es mejor tolerado por el bebé.
La condición de los prematuros puede empeorar, dramáticamente, en minutos. Pero también una inminente infección general es anunciada, con gran ruido, por las computadoras.
Los profesionales se enfrentan con la decisión ética de determinar en qué casos es justificado emprender la lucha, porque no sólo interesa sobrevivir sino también tener la menor cantidad posible de secuelas.
Tantos son los prematuros que la industria ya fabrica medias, guantes y pañales en miniatura. Conservarle la vida a un prematuro de menos de 1.000 gramos cuesta alrededor de 60 mil dólares.
Pediatras y obstetras forman un equipo. En las incubadoras intentan humanizar la atmósfera con animalitos de felpa. Debe instaurarse una terapia agresiva.
Computadoras y cajas de vidrio sustituyen el cuerpo materno. Mangueras plásticas conducen a pulmones, estómago y circulación sanguínea; la tecnología regula qué pasa por esas vías.
Si el bebé siente dolor, la computadora emite un nervioso chillido; una alarma anuncia necesidad de más oxígeno (quizá debido a un pinchazo para obtener una muestra de sangre o por la succión de flema del pulmón). Entonces se suministra un calmante y el ritmo de respiración, impuesto por la máquina, es mejor tolerado por el bebé.
La condición de los prematuros puede empeorar, dramáticamente, en minutos. Pero también una inminente infección general es anunciada, con gran ruido, por las computadoras.
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