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Expertos aseguran: escuchar historias desde la primera infancia fomenta la creatividad, facilita el aprendizaje y ayuda al pequeño a comprender el universo que te rodea
Había una vez un niño que creció en medio de brujas, castillos y hadas. Letras, todavía extrañas a los ojos curiosos, que no sabían nada. Para él, era suficiente para sentir la mágica voz que narra una fábula que echar mano de un juego de aventura y descubrimiento. Al igual que en los cuentos de hadas, esta es una historia con un final feliz. Pero, como se verá a continuación, estimular la imaginación de incluso la pequeña cuna puede ayudar, y mucho, a desarrollar su creatividad y conocimiento que tienen del mundo.
"La primera lectura es que el niño es el rostro de los padres", dice Ivani Capelossa, creador de la Biblioteca del Proyecto de la Primera Infancia, Instituto Jugador Brasil, en São Paulo. "El tono de la voz, las expresiones de alegría y asombro que demuestren a leer y contar cuentos a los más pequeños son el comienzo de un largo camino de aprendizaje", añade.
Por mucho que el niño no puede entender la historia o absorber todos los detalles, ella aprende algo nuevo cada vez que escuche una historia - en especial si se repite decenas de veces, ya que los niños les gusta. En los primeros contactos con las narrativas, ya sean cómics o canciones de cuna, los bebés comienzan la memoria y la capacidad de organizar la información de trabajo. "Cuando te das cuenta de que las historias tienen un comienzo, medio y fin, se pusieron por primera vez la idea de la temporalidad", ejemplifica el pedagogo Eleusa Leardini, profesor de la Universidad de San Francisco, en São Paulo.
Según el experto, quien defendió una tesis casi storytelling en la educación infantil, la magia de la literatura para los pequeños no sólo despierta la curiosidad, pero también contribuye al desarrollo de los aspectos sociales y cognitivas en la infancia. También aboga por la idea de que tenemos que establecer una relación con el libro desde los 6 meses - desde el momento en que el niño pueda sentarse sin ayuda. "Los bebés son un pseudoleitura, es decir, se ven las imágenes y crear tu propia historia", dice.
Las niñas y los niños más pequeños tienen una capacidad limitada para la comprensión. Ficción, en este caso, es una forma de conocer y experimentar sensaciones que todavía no forman parte del repertorio de los Niños. "Los niños del diseño de los personajes y la experiencia de la alegría, el miedo, la tristeza," dijo Eleusa. De este modo, el pequeño comienzo la formación de sus reacciones contra los peligros que suceden en su propia vida. Reconocer, por ejemplo, que el miedo a la oscuridad en su habitación es el mismo que sintieron cuando el lobo trató de comer a la niña Caperucita Roja.
Además de los beneficios que las narrativas proporcionan para el desarrollo de los niños, no se puede negar que son una herramienta y tanto fortalecer los lazos de afecto entre los que son dueños de los que escuchan. "Escucha y narración de cuentos es un tipo muy especial de amor", dice la escritora Ana María Machado carioca. Eso es porque el narrador y el oyente deben estar alerta y plenamente entregado a esta actividad. "Es un momento en que el niño se siente respetado por sus necesidades", explica Alessandra Giordano, profesor del curso y Telling Stories Escuchar, Sede de la Sabiduría Instituto, en São Paulo.
Por no hablar de que si se toma el poco gusto por la ficción desde una edad temprana, la posibilidad de que los lectores se conviertan sólo aumenta. El caso en cuestión es el escritor Lu Paulo Martínez, quien narró historias a su hijo, Gabriel, cuando aún estaba en el vientre crianza. Después de que nació el niño, las secciones de la narración de cuentos se hicieron más frecuentes y el muchacho comenzó a preguntarle a su madre repite las historias del día anterior. Debido a las exigencias de Gabriel, Lu llegó a grabar las ficciones inventadas. Sus notas produjeron siete libros - tres de ellos han sido publicados. "Es la primera infancia que se forman los futuros lectores", dice el educador Creuza Soares, que implementó el proyecto Mi Bud de Lectura en el vivero municipal Madre Cristina en Marilia, en São Paulo. Este año, Creuza inauguró una Bebeteca, que por cierto ganó el nombre del escritor Lu Martínez.