Muchas madres se extrañan al observar cómo su hijo que siempre fue delgado va acumulando redondeces al cumplir los diez años. Una investigación llevada a cargo por la Unidad de Investigación en Nutrición y Crecimiento Humano de la Universidad de Reus demuestra que esta acumulación de grasa es en realidad una reserva energética para los grandes cambios que el cuerpo del niño va a sufrir durante la adolescencia.
En pocos años, el niño rechoncho se convierte en un adolescente alto y bien formado. Para ello, ha tenido un apetito insaciable y ha tirado de sus reservas, la grasa corporal acumulada durante los años de pre-adolescencia.
En pocos años, el niño rechoncho se convierte en un adolescente alto y bien formado. Para ello, ha tenido un apetito insaciable y ha tirado de sus reservas, la grasa corporal acumulada durante los años de pre-adolescencia.
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