Consiste en la extracción de líquido de la bolsa amniótica mediante una punción transabdominal en el útero de la futura mamá, para su análisis genético o bioquímico. La extracción de la muestra (se precisan entre 15 y 20 ce) dura cerca de 10 minutos y se realiza sin anestesia y bajo control ecográfico para ver el bebé y la placenta, y no dañarlos.
Normalmente, se lleva a cabo a las 15-16 semanas de embarazo, si bien en casos específicos puede realizarse a las 12-13 semanas. Además, en el 1 por ciento de los casos, las células del líquido amniótico no crecen y eso obliga a repetir la amniocentesis 10 ó 15 días más tarde.
No es obligatorio para ninguna paciente, aunque puede estar indicada en algunos casos, ya que proporciona la mejor calidad en el diagnóstico de malformaciones producidas por alteraciones de los cromosomas fetales (síndrome de Down), así como las del tubo neural (espina bífida).
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