Son muy delicadas y frágiles al nacer, pero las apariencias engañan. ¡Mucho! Para la gran mayoría de las madres, es el momento más feliz de su vida: después de nueve meses de espera y la ansiedad, y varias horas de contracciones dolorosas, han finalmente el bebé a tu lado.
A sólo unos centímetros de sus ojos. ¿Cómo es pequeño! Esa suave y cálido! Y huelen tan especial que tiene!
¿Cómo vivir el bebé sus primeras horas en este mundo? Sólo podemos imaginar. La partera sabe que los bebés reaccionan de entrega de una manera muy diferente el uno del otro. Algunos recién nacidos abren sus ojos y mirar hacia otro lado, frecuentado, alrededor de ellos. Otros claman por el esfuerzo para poner fin o tal vez la ira.
También están aquellos que parecen sorprendidos y vio la cabeza para ver lo que está sucediendo. Y también hay bebés que parecen completamente ajenos a lo que está sucediendo.
Independientemente de cómo se sienten el nacimiento en sí, la verdad es que están bien preparados para empezar una nueva vida en el extranjero, como en el vientre ya practicado lo básico para sobrevivir: succionar, tragar y respirar. Tanto es así que el pequeño cuerpo se adapta, en segundo, a las nuevas circunstancias fuera del saco amniótico, que lo dio todo hecho y estaba bien protegido.
A sólo unos centímetros de sus ojos. ¿Cómo es pequeño! Esa suave y cálido! Y huelen tan especial que tiene!
¿Cómo vivir el bebé sus primeras horas en este mundo? Sólo podemos imaginar. La partera sabe que los bebés reaccionan de entrega de una manera muy diferente el uno del otro. Algunos recién nacidos abren sus ojos y mirar hacia otro lado, frecuentado, alrededor de ellos. Otros claman por el esfuerzo para poner fin o tal vez la ira.
También están aquellos que parecen sorprendidos y vio la cabeza para ver lo que está sucediendo. Y también hay bebés que parecen completamente ajenos a lo que está sucediendo.
Independientemente de cómo se sienten el nacimiento en sí, la verdad es que están bien preparados para empezar una nueva vida en el extranjero, como en el vientre ya practicado lo básico para sobrevivir: succionar, tragar y respirar. Tanto es así que el pequeño cuerpo se adapta, en segundo, a las nuevas circunstancias fuera del saco amniótico, que lo dio todo hecho y estaba bien protegido.
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