"Son como veinte globitos que a cada rato se pasean dentro de mi panza", le explica ella a su marido a propósito de los movimientos del hijo que esperan. Él la mira atento, expectante, dulce. Y mientras su mujer acomoda con prolijidad ropita impecable de color pastel en los estantes del placard, él la observa callado y piensa en el momento de bañarlo y de cambiarle los pañales. La acompaña al curso de preparto y juntos se dedican a buscar en los libros el nombre de la personita que les ocupa todos sus pensamientos.
Dentro de muy poco, los globitos, la imagen en la ecografía, las charlas alrededor del nombre dejarán paso a una hermosa realidad a la que podrán tocar, besar, acariciar y amar a más no poder. Pero por ahora, todos los preparativos parecen tener como únicos protagonistas a mamá y a su bebé. Papá es un tierno testigo que cuida y mima a su mujer, que se ilusiona y dibuja sueños para el futuro, pero que no deja de ser el tercero en este encantador triángulo amoroso.
Sin embargo, no siempre ha sido así. ¿Se imaginan ustedes a un hombre que durante el posparto haga reposo con su mujer y participe de las atenciones que se tienen con ella? En un recorrido por las diferentes culturas y épocas, descubrimos que no todos se conforman con un papel pasivo y nos sorprendemos con conmportamientos y actitudes que dejan con la boca abierta a cualquiera. Y para que las futuras mamás no se pongan celosas, también les contamos cómo pueden influir con sus actitudes y sentimientos en el desarrollo del parto y ayudar a nacer mejor a su hijo. ¡Nada menos! Damos así nuestros primeros pasos en el año, dispuestos a seguir cerca de los que ya son padres y de los que muy pronto lo serán.
Dentro de muy poco, los globitos, la imagen en la ecografía, las charlas alrededor del nombre dejarán paso a una hermosa realidad a la que podrán tocar, besar, acariciar y amar a más no poder. Pero por ahora, todos los preparativos parecen tener como únicos protagonistas a mamá y a su bebé. Papá es un tierno testigo que cuida y mima a su mujer, que se ilusiona y dibuja sueños para el futuro, pero que no deja de ser el tercero en este encantador triángulo amoroso.
Sin embargo, no siempre ha sido así. ¿Se imaginan ustedes a un hombre que durante el posparto haga reposo con su mujer y participe de las atenciones que se tienen con ella? En un recorrido por las diferentes culturas y épocas, descubrimos que no todos se conforman con un papel pasivo y nos sorprendemos con conmportamientos y actitudes que dejan con la boca abierta a cualquiera. Y para que las futuras mamás no se pongan celosas, también les contamos cómo pueden influir con sus actitudes y sentimientos en el desarrollo del parto y ayudar a nacer mejor a su hijo. ¡Nada menos! Damos así nuestros primeros pasos en el año, dispuestos a seguir cerca de los que ya son padres y de los que muy pronto lo serán.