Esta afición a dar golpecitos rítmicos es común a muchos niños a partir del primer año de edad: es una manera de hacer "música" y también de llamar la atención. No debes prohibírselo (tamborilear estimula el sentido del ritmo), aunque sí puedes poner algunas limitaciones, por su bien y el de tu mobiliario.
Asegúrate de que no golpea objetos frágiles que puedan estropearse o lastimarlo, como la televisión, la mesa de cristal. Al mismo tiempo, trata de reconducir su ansia de tocar el tambor hacia otros objetivos: puedes comprarle un bombo de juguete o una pandereta, o bien ofrecerle utensilios inofensivos que le sirvan para golpear, una cacerola y un cucharón de madera, una papelera de plástico dada vuelta, una caja metálica de galletitas (que esté vacía), un banquito.
Asegúrate de que no golpea objetos frágiles que puedan estropearse o lastimarlo, como la televisión, la mesa de cristal. Al mismo tiempo, trata de reconducir su ansia de tocar el tambor hacia otros objetivos: puedes comprarle un bombo de juguete o una pandereta, o bien ofrecerle utensilios inofensivos que le sirvan para golpear, una cacerola y un cucharón de madera, una papelera de plástico dada vuelta, una caja metálica de galletitas (que esté vacía), un banquito.