¿Qué hacer cuando un chico encaprichado se tira al suelo, chilla y patalea? Si lo dejamos así, aumentará su rabia, porque se sentirá abandonado. Podemos tomarlo en brazos y, sin decir una palabra, dejar que llore todo lo necesario. "Darle el gusto", pegarle o retarlo no sirven. Acompañarlo en la expresión de su furia, sí.
Malas palabras
Algunos padres no las toleran, otros consideran que aunque no son deseables, se las puede aceptar en determinadas circunstancias. Sea cual fuere nuestra decisión al respecto, deberá quedar claramente expresada ante los chicos, y una vez adoptada nuestra posición, habrá que ser consecuente. Si las toleramos un día y las rechazamos al siguiente, ningún castigo podrá evitar su uso.
Promesas incumplidas
Romper la promesa que le hicimos a un niño no sólo le produce decepción, sino que, en general, lo hiere e incluso origina su ira. Si no estamos absolutamente seguros de que podremos cumplir, mejor no prometer. Podemos decirle que "esperamos poder hacer o comprar tal o cual cosa", pero que no estamos totalmente seguros. De esta forma, podremos seguir compartiendo el placer de hacer proyectos junto con los chicos, sin correr el peligro de romper una promesa. Y de este modo, también ellos aprender a cumplir lo prometido.
Malas palabras
Algunos padres no las toleran, otros consideran que aunque no son deseables, se las puede aceptar en determinadas circunstancias. Sea cual fuere nuestra decisión al respecto, deberá quedar claramente expresada ante los chicos, y una vez adoptada nuestra posición, habrá que ser consecuente. Si las toleramos un día y las rechazamos al siguiente, ningún castigo podrá evitar su uso.
Promesas incumplidas
Romper la promesa que le hicimos a un niño no sólo le produce decepción, sino que, en general, lo hiere e incluso origina su ira. Si no estamos absolutamente seguros de que podremos cumplir, mejor no prometer. Podemos decirle que "esperamos poder hacer o comprar tal o cual cosa", pero que no estamos totalmente seguros. De esta forma, podremos seguir compartiendo el placer de hacer proyectos junto con los chicos, sin correr el peligro de romper una promesa. Y de este modo, también ellos aprender a cumplir lo prometido.