Son muy frecuentes y tremendamente aparatosas, pero en la mayoría de los casos no revisten gravedad. La zona de la nariz es muy sensible y está muy irrigada, por lo que un pequeño golpe o una de esas "profundas exploraciones dáctiles", a las que son tan aficionados los niños, puede terminar en una hemorragia.
No conviene que se incline hacia atrás porque eso lo obliga a tragar sangre. Para detenerlas, lo mejor es enseñar al niño primero a sonarse sin fuerza y luego a presionar, con un dedo, el ala de la nariz afectada, durante unos diez o quince minutos. También podemos ponerle un cubito de hielo sobre el tabique nasal, pero sólo unos momentos para no dañar la piel, y siempre envuelto en un pañuelo. Si la hemorragia persiste, hay que acudir inmediatamente a un centro médico.
No conviene que se incline hacia atrás porque eso lo obliga a tragar sangre. Para detenerlas, lo mejor es enseñar al niño primero a sonarse sin fuerza y luego a presionar, con un dedo, el ala de la nariz afectada, durante unos diez o quince minutos. También podemos ponerle un cubito de hielo sobre el tabique nasal, pero sólo unos momentos para no dañar la piel, y siempre envuelto en un pañuelo. Si la hemorragia persiste, hay que acudir inmediatamente a un centro médico.