Existen lugares con experiencia en cortar el pelo a los más chiquitos (además de destreza, se requiere paciencia y buena mano). Otra posibilidad es hacer el corte en casa, siempre que no se sea muy exigente con el resultado.
En ambos casos, lo más difícil es conseguir que el niño se quede quieto. Para que todo vaya bien, es imprescindible que intervengan al menos dos adultos: uno corta (con tijeras de puntas redondeadas); el otro sostiene al pequeño sobre sus piernas y lo mantiene entretenido (no olvidar tener a mano algún juguete, un cuento...).
Si notas que tu hijo está molesto o intranquilo, es preferible dejarlo para otra ocasión. Siempre queda la opción de raparle sólo los mechones más molestos (el flequillo, la nuca, las patillas...) mientras esté dormido.
En ambos casos, lo más difícil es conseguir que el niño se quede quieto. Para que todo vaya bien, es imprescindible que intervengan al menos dos adultos: uno corta (con tijeras de puntas redondeadas); el otro sostiene al pequeño sobre sus piernas y lo mantiene entretenido (no olvidar tener a mano algún juguete, un cuento...).
Si notas que tu hijo está molesto o intranquilo, es preferible dejarlo para otra ocasión. Siempre queda la opción de raparle sólo los mechones más molestos (el flequillo, la nuca, las patillas...) mientras esté dormido.
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