De la hamburguesa se ha hablado mucho últimamente y no precisamente bien. Se ha dicho que tiene demasiadas grasas y colesterol, y se la ha asociado con la comida rápida, que tanto se cuestiona. Gracias a estas duras críticas, los fabricantes han rectificado la calidad y el modo de preparación de este alimento para ajusfarlo a las recomendaciones que, en cuanto a principios inmediatos, hacen los organismos internacionales.
Pero esto no significa que se pueda consumir habitualmente, porque los niños deben acostumbrarse a comer de todo; es decir, sí a las hamburguesas, de vez en cuando (mucho mejor si son caseras), y siempre que formen parte de una dieta rica y variada.
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