Anteriormente, nos limitábamos a decirle a la señora "
haga fuerza"; pero nadie le había enseñado cómo hacerlo, ni en qué momento. Y las señoras hacían fuerza con la cabeza, con la nuca, con los brazos, con las piernas, etc.
Todos los músculos del cuerpo contraídos participaban en
el trabajo de parto, en un trabajo enorme, agotador, pero ineficaz. Era un trabajo inútil porque no tenía ninguna acción sobre el útero. En cambio ustedes cuando llegue el momento van a hacer fuerza, pero una fuerza inteligente, dirigida, haciendo actuar solamente aquellos músculos que rodean y ayudan al útero en el momento de la expulsión.
Estas dos maneras tan diferentes de trabajar entre una señora "no preparada" y otra preparada", podría compararse al trabajo de dos obreros: uno, que desconoce el funcionamiento y el mecanismo de un motor y otro que lo conoce. Supongamos que los dos son capaces de desarmar y armar la máquina. Pero mientras el segundo lo hace ordenadamente, con un plan preestablecido, lo que le reporta un ahorro muy grande de energía y tiempo, el primero lo hace sin plan alguno; realiza un trabajo más largo y fatigoso.